Día de la madre

Un día como hoy me vienen muchos recuerdos. Me acuerdo desde kinder cuando hacíamos esos regalos para el día de la mamá que no servían para nada, sólo para demostrar el amor que le tenemos y que nos esforzamos mucho para regalarle algo.

Muchos de esos regalos, obviamente, ya no están. Se rompen, se pierden o uno los termina botando sin querer porque ya están tan malgastados que no hay caso guardarlos. En el caso mío, muchos de mis regalos no están por aquellas razones, pero, ¿qué más da? Aquellos regalos representaban algo que aún puedo darle y decirle a mi madre, y no necesito un regalo para hacerlo.

Pero el ciclo se repite con el puntito de la familia que vuelve a hacer los mismos regalos inservibles pero llenos de amor. Mirando eso me pregunto, ¿seré ya muy grande para llenar un tubo de papel confort con ñoquis u otra pasta? Pensando, a lo mejor sí. Pero no por eso se puede dejar de decirle a una madre cuánto la amas, y siempre recordarle que es lo más importante en tu vida.

Muchos dicen "madre hay una sola", pero no debemos olvidar a aquellas madres que nos cuidaron en muchas ocasiones, a muchos nos criaron, a otros fueron parte de una infancia hermosa, y que aunque no estén aquí hoy, el recuerdo permanece. Hablo de las abuelas. La madre de nuestra madre que nos malcría y nos hace regalitos aunque nos portemos mal. Que se pasan por la raja a sus hijos cuando las visitan los nietos y nos hacen la comida que a nosotros nos gusta, y nos tienen de todos los dulces habidos y por haber; y que de más grandes dices: "Así que de ella aprendió mi madre a ser tan bakán". Como digo, muchos ya no tienen a sus madres dos en sus vidas, pero el recuerdo permanece por siempre.

La vida me bendijo con mis dos abuelas que aún están aquí conmigo, y espero estén por mucho más. Al menos, hasta que sea Presidente.

Feliz día Mamá.